9 de abril de 1948 : del terror a la desesperanza
Hace 72 años fue muerto de tres disparos el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán en Bogotá.
A finales de 1947, en Colombia había un silencioso choque de poderes: el solitario, el que habitaba en el Palacio Presidencial y lo ejercía Mariano Ospina Pérez, y el de la calle, de las multitudes vociferantes , el que ejercía Jorge Eliecer Gaitán en su modesta oficina de aboga en pleno centro de Bogotá. Gaitán era, por el fervor popular que despertaba, el futuro presidente de Colombia. Pensar lo contrario era, en ese momento, una actitud desquiciada.
En el transcurrir de 1947 el país vivía la desesperanza de estar al borde del abismo de la violencia partidista. Sus huellas de sange se pisaban en el norte y sur de los Santandres. En el occidente de Boyacá ya había aparecido el fantasma real de la policía chulavita (una especie de ‘policía secreta’ al servicio del Partido Conservador). En el Caldas y en el sur del país comenzaban a contarse los muertos en una suma interminable
“Gaitán pensó en el profundo silencio de una masa herida, como protesta y antídoto para detener la muerte colectiva”, escribió en su momento el periodista e historiador Arturo Alape.
“Pero no solo fue la violencia política. También había una situación que podríamos calificar como el ensanche de la miseria en las grandes mayorías populares. Claro que las causas de esa miseria venían desde tiempos muy lejanos, pero en esa época se agudizó porque se estaba afirmado en el país un régimen que conducía a la concentración de la riqueza en pocas manos, lo que determinaba del lado pueblo una gran frustración social, una gran miseria”, opinaba el escritor y político Gerardo Molina .
La situación política levantó aún más vuelo en su confrontación con la celebración en Bogotá de la IX Conferencia Panamericana. Gaitán fue excluido de la delegación colombiana, una decisión que caldeó aún más la situación política. En la capital de la república se encontraba un personaje mundialmente conocido: el general estadounidense George C. Marshall, que presidía la delegación de su país. En sus manos traía la propuesta de mayor represión contra los movimientos subversivos en América Latina.
A la 1: 10 de la madrugada del 9 de abril, Jorge Eliecer Gaitán terminaba su emocionada defensa del teniente Jesús Cortés y pedía para él la absolución , alegando que había obrado en legítima defensa del honor del Ejército al ultimar de dos disparos al periodista Eudoro Galarza Ossa.
El teniente Cortés, cuenta Arturo Alape en su libro Memorias del Olvido, había visitado a Galarza en su despacho del diario La Voz de Caldas (Manizales) para exigirle una rectificación por haberlo acusado de abuso de autoridad. Ante la negativa del periodista, le propinó dos disparos a quemarropa.
El teniente Cortés, cuenta Arturo Alape en su libro Memorias del Olvido, había visitado a Galarza en su despacho del diario La Voz de Caldas (Manizales) para exigirle una rectificación por haberlo acusado de abuso de autoridad. Ante la negativa del periodista, le propinó dos disparos a quemarropa.
Gaitán pensó en el profundo silencio de una masa herida, como protesta y antídoto para detener la muerte colectiva
La defensa de Gaitán fue tan efectiva que logró la absolución del militar. A las 2 de la madrugada las barras sacaron a Gaitán en hombros y de pronto él se encontró con la soledad de la ciudad.
1:05 pm
Aquel mediodía de 1948, Plinio Mendoza, mano derecha del caudillo, tomó el brazo de Gaitán. “Jorge Eliécer, lo que tengo que decirte es muy breve”, le dijo antes de que notaran que Juan Roa Sierra, un joven del barrio Ricaurte, les apuntaba con un revólver. Apurado, el abogado liberal alcanzó a reaccionar tratando de correr de vuelta al edificio del Hotel Continental. Fue demasiado tarde: tres balas lo impactaron; dos en la espalda y una en la cabeza, hiriéndolo gravemente.
Luego de disparar, Roa salió corriendo mientras se oía a la gente gritar ¡Mataron al doctor Gaitán! Un dragoneante de la policía llamado Carlos Jiménez le cortó el paso. El asesino, sin mayor resistencia, entregó el arma. Luego de ser capturado, el uniformado se encerró junto a él tras las rejas de la droguería Granada; una vez ahí, cuando fue interrogado por las razones de su acción aquel bogotano, que moriría minutos después linchado por la turba furiosa, respondería una frase que encriptaría para siempre la identidad de los autores intelectuales del hecho “No puedo, son cosas poderosas que no puedo decir"
El velorio lo hicieron en su propia casa en el barrio Santa Teresita en la localidad de Teusaquillo.
Dias despues de ser linchado, Juan Roa Sierra es sacado de la fosa comun.
Lo que pasó después fue una avalancha de caos, dolor y miseria. La radio, gran protagonista ese día, no demoró en difundir la noticia. La zona del incidente tenía varias estaciones cerca lo que permitió que la noticia les llegara con prontitud, así, Radio Nueva Granada, empezó a emitir música fúnebre y locutores exacerbados invitaban a la gente al caos, cosa que efectivamente sucedió:
saqueos, matanzas, incendios, gran destrucción del espacio público dejaron casi 150 casas destruidas y, mal calculados, alrededor de 2.500 muertos. Fueron 72 horas implacables que hoy conocemos como el Bogotazo.
CONSECUENCIAS
DEL BOGOTAZO
Las consecuencias inmediatas del Bogotazo el 9 de abril de 1948 fue el asedio por tres días de violentas protestas, desórdenes y represión. Un levantamiento popular en armas se dirigió al Capitolio Nacional para exigir la renuncia del presidente conservador Mariano Ospina Pérez.
No obstante, aquel 9 de abril, fue un quiebre en la renovación urbanística de la ciudad. Calles y construcciones destruidas dieron pie a acelerar el impulso de una tendencia en la demolición de inmuebles que existían desde la época de la colonia para dar paso al auge de la construcción de nuevas estructuras. Hasta entonces la capital crecía de forma lineal.
El aumento demográfico de los años treinta y el mejoramiento de oportunidades laborales para la población hizo que el centro de la ciudad, donde antes convivían a la par las clases altas y bajas de aquellos años, dejara de ser atractivo para estas últimas empujándolas a emigrar hacia el norte.
Los disturbios que se presentaron por la muerte de Jorge Eliécer Gaitán se prolongaron durante tres días y sus secuelas, décadas. Los manifestantes, que exigían la renuncia de Mariano Ospina Pérez como presidente, arremetieron contra 142 construcciones del centro de Bogotá, prendieron fueron, saquearon locales y destruyeron lo que encontraban a su paso.
La Policía y el Ejército controlaron la situación que se había extendido a varias ciudades del país y por lo cual el gobierno, presidido por Ospina, tuvo que tomar decisiones frente a este hecho: prohibió las reuniones públicas, despidió a todos los gobernadores del Partido Liberal y clausuró el Congreso.
Por su parte, los liberales, en protesta por esas medidas, decidieron no presentar ningún candidato a las siguientes elecciones presidenciales, lo que hizo que el conservador Laureano Gómez se quedara en el poder como candidato único y tomará una serie de decisiones represivas como: reducir las libertades civiles, abolir de las leyes favorables a los trabajadores, prohibir los sindicatos e introducir la censura en la prensa.
....
Posteriormente, con el plan regulador de los urbanistas Wiener y Sert, la ciudad se dividió pensando en el aumento de la población, también se mejoró el sistema de cruces, glorietas, intersecciones entre otros. También, empezaron a aparecer zonas de industria pesada como Puente Aranda, industria ligera, comercio, negocios y administración. Bogotá empezaba a tomar una nueva cara una serie de cambios y evoluciones que aún hoy no se detienen.
Han pasado más de 70 años desde que un hombre fue asesinado en un lugar que hoy está lleno de placas conmemorativas. Este hecho no solo marcó un cambió de rumbo para la política del país, también abrió las puertas para que la ciudad se convirtiera en la imponente urbe que es actualmente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario